sábado, 31 de octubre de 2009

• Ansiedad


No sé como expresarme bien. No me suele pasar esto, y no me gusta que pase. Porque me siento colapsada en este momento. Porque me siento MAL... y no estoy por lo que alguien espera que esté.

El ser humano es idiota por naturaleza. Ambicioso, enamoradizo, propenso a caer dos veces en la misma piedra y cometedor de errores, uno tras otro. Entre todos esos estúpidos humanos, sólo puedo ver a uno.

Uno que como cualquier otro comete errores.
Uno sin el cual no sonreiría a diario.
Uno al que extraño a cada momento del día.
Uno al que necesito para respirar tranquila.
Uno al que la vida no lo ha tratado precisamente bien.

Y uno que, aunque cayera mi corazón sin querer, o incluso queriendo, lo pisoteara y lo dejara abandonado... no puedo dejar de amar.

Te extraño. No sabes cuánto. Y no sabes cuánto me gustaría que estuvieses aquí y me hicieras olvidar cualquier maldito error. Porque sigo cegada por esa parte maravillosa tuya que me hace sentir elevarme del suelo y que con tan poco puede crear sensaciones que no había sentido antes. ¡Cómo me gustaría que estuvieses aquí, para calmarme y decirme que todo va a ir bien!

Y cómo necesito en este momento que me digas que me amas.


"Si el daño es esto, moriré de este dolor... Que he estado muchos años sin saber qué era el amor"


Te lo he dicho antes, y espero que lo leas ahora. Me importas tú, me importa estar contigo, y con eso me vale el resto del mundo. Por favor, no perdamos esto.

Siempre tuya, mi amor.
Mj

martes, 27 de octubre de 2009

• Sensaciones


…Y entonces el tiempo se detuvo. El frenesí hizo una pausa, y mientras ambos intentábamos acompasar nuestras respiraciones, nuestros ojos se encontraron. No podría decir qué pasaba por su mente, o si estaba tan metido en mis ojos como yo en los suyos, que daban la sensación de que podría traspasarme en cualquier momento. Como si pudiera ver dentro de mi. Pero yo simplemente no podía apartar la mirada de la suya, y entonces ideas me golpearon…


Que sólo con él podría haber sentido algo así

Que sólo con él valía la pena desafiar al mundo

Que sólo a él podían pertenecer mis besos, mis caricias y mis afectos

Que sólo a él podía yo abandonarme

Y que ÉL era el único


Así pues, como si de verdad pudiera leer mi pensamiento, o tal vez porque su mente no iba lejos de la mía, sus labios buscaron los míos, que volvieron al juego. Pero sus manos antes colocadas amablemente en mi cintura ahora me sujetaron con firmeza, reclamando lo que era suyo. Mis brazos se aseguraron a su cuello mientras él me tumbaba en la cama, de la cuál hasta ahora sólo habíamos ocupado una pequeña parte.

Y como sólo podría ser, me abandoné a él, comenzando donde alguna vez acabó un sueño.


Para mi amor, David

antes, ahora y siempre

domingo, 25 de octubre de 2009

• Sueño en la melancolía


Me colocó encima suya con facilidad. Yo sonreí. Sus labios se acercaron a los míos, que lejos de apartarse, salieron a su encuentro. Silencio. En la estancia no se escuchaba otra cosa que el roce de las sábanas y los gemidos que daban el fin de un beso y el principio de otro. Sus manos abandonaron mi rostro y se instalaron en mi cintura, mientras las mías seguían enredando los dedos en su cabello. Él solo vestía los pantalones de su pijama, y yo la camiseta que se suponía debía acompañarlos. No había dado tiempo para llevar más que lo que tenía puesto aquel día. No hacía falta nada más, tampoco nada menos, para estar como estábamos.

De nuevo cambió de opinión, y bajé de él, rodando en la cama. De nuevo, me encontraba inmovilizada bajo su cuerpo. Y no es que me quejara. No me había sentido nunca pequeña hasta que estuve en sus brazos. Cada beso seguía la misma estructura, pero cada uno era distinto a su vez.
A veces lento y dulce, otras rápido y desesperado, pero siempre acababa sólo por necesidad de oxígeno. Por segunda vez, mis labios quedaron libres mientras los suyos bajaban por mi cuello. Pude notar su sonrisa sobre mi piel cuando me estremecí. Sus ojos se encontraron con los míos y yo sonreí. Entonces algo se escuchó, rompiendo la paz de la estancia.. Él no se movió pero yo intenté incorporarme para alcanzar a ver la ventana detrás de su figura. Al no conseguirlo, lo miré a él. “-¿Eso ha sido un relámpago?” pregunté, creyendo ahora escuchar el sonido de la lluvia. Sin perder la sonrisa, asintió. Yo parpadeé y me dejé caer en la cama. Su rostro estuvo frente al mío, otra vez. “-¿Tienes miedo a la tormenta?” preguntó en un susurro. Yo negué con la cabeza, ignorando su tono de burla y rozando mi nariz con la suya, lo cual nos hizo sonreír. Entonces recordé algo. Una conversación tenida tiempo atrás. Esta vez yo lo empujé hacia un lado. No con la suficiente fuerza como para apartarlo, pero él lo hizo. Me puse de pie de un salto. “-¿Vamos?” dije mientras agarraba su mano y tiraba de él. Su risa sonó por encima de la lluvia y se dejó llevar fuera de la habitación. Tuve que pararme a pensar por dónde era la salida mientras él me miraba con diversión, y bajamos las escaleras rápidamente. No fue hasta que llegamos a la puerta cuando solté su mano. La abrí de un tirón, y sin pensármelo, salí.

El agua cayó sobre mí con fuerza, pero a la vez como si me a
cariciara. Yo cerré los ojos y mientras me empapaba, pude disfrutar del momento. Lo busqué con la mirada, creyendo que estaba a mi lado, pero tuve que mirar hacia la puerta, donde se apoyaba despreocupadamente viéndome ahí parada. Sonreí y alargué una mano hacia él. Me miró un momento, y su sonrisa desapareció. Su rostro era serio cuando avanzó hacia mí, y mi mano cayó a uno de mis costados mientras lo veía acercarse y mi corazón galopaba desenfrenada mente. Sus brazos se enroscaron alrededor de mi cuerpo y yo me elevé ligeramente de suelo mientras mis labios se vieron tapados por los suyos. No podría decir cuando tiempo nos llevamos así, abrazados, con la respiración entrecortada y mirándonos entre beso y beso, empapados y manteniendo el calor el uno contra el otro mientras el agua caía sin piedad sobre nosotros cuando…




Un molesto rayo de sol me dio en la cara. Poco a poco, abrí los ojos acosados por la luz de la mañana. Mi mano viajó a ciegas por la mesilla, buscando mi celular. Las 10:30 de la mañana… Ninguna llamada perdida. Suspiré. Con la cabeza aún en la almohada, miré hacia mi ventana. El sol brillaba como siempre, solo en el azul cielo. Ni rastro de nubes. Y tampoco había rastro de él en mi pequeña y solitaria cama.




















I love you,

Mj

miércoles, 21 de octubre de 2009

• Enloqueciendo



Anteriormente escribí una cita que hablaba sobre el tiempo. Ahora, aunque pueda resultar repetitiva, debo volver a nombrarlo.
Transcurre de forma extraña.

"Si no estás se pasa lento, a tu lado es un suspiro"

Básicamente, eso. Cuando eres feliz, el tiempo pasa demasiado rápido. Sin embargo, cuando no eres feliz, o te falta alguien... es insoportable.

"Cada manecilla del reloj duele como el latido de la sangre al palpitar detrás de un cardenal"

Pero es entonces, mientras esperas, cuando te das cuentas de cosas. Cuando no haces nada, piensas. Cuando piensas demasiado, nada bueno puede pasar. Ilusiones, miedos, dudas, malos recuerdos... Todo vuelve a salir a la superficie. Y es entonces cuando todo pasa más lento, si esque es eso posible. Algo que no es bueno se apodera de ti. Algo te hace olvidar lo bueno. Y algo no te deja respirar.

"Pero pasar, pasa. Incluso para mí"

Finalmente, cuando te acostumbras al dolor, aparece aquello que añoras. Aquello que incluso podrías haber olvidado, o aquello de lo que habías dudado. Y todas esas telarañas que rondaban tu cabeza desaparecen... por el momento. Pero, al menos, puedes volver a respirar profundamente.

Pero el tiempo vuelve a transcurrir deprisa.

¿Solución? ¿...qué tal conservar ese algo siempre? Entonces...


¿Cómo de corta puede resultar la eternidad?

sábado, 17 de octubre de 2009

• Decisiones maduras, arrepentimientos que no dejan dormir


Cuando la vida te da dos caminos a elegir ¿qué se piensa primero? ¿Cómo te afectará a ti... o cómo afectará a los demás? En mi caso, pongo a otros por encima de mí, y eso a veces llega curiosamente a molestarme.

Hay veces en las que tomas una decisión que no quieres tomar, o sabiendo que te vas a arrepentir. En su mayoría, porque en teoría es lo correcto. Pues bien, yo he hecho lo correcto... y ahora ¿qué? Nadie me dará una medalla, seguiré como hasta ahora, solo que también con arrepentimiento y preguntándome qué habría pasado de escoger la decisión deseada. Pero, por otra parte, si hubiese elegido lo deseado existiría esa molesta parte de mi conciencia, recordándome cada día lo mal que lo hice. En cualquiera de los dos casos, hace tiempo que me cuesta coger el sueño, y regresa la misma frase a mi memoria...

¿Qué habría pasado si...?

miércoles, 14 de octubre de 2009

• Little Butterfly

Cuando se tiene tantas cosas en la cabeza... de vez en cuando se saca algo que merece la pena escribirse. En mi caso, poco puede sacarse, pero algo es algo, ¿verdad? Como es obvio, mi nombre no es Shaunee Wolfstrong. María José es el nombre que a mi madre se le metió en la cabeza, y MJ es el apodo que yo metí en las cabezas de los que me rodean cuando me harté de tener uno de los nombres más corrientes en España. Sólo tengo 15 años, por lo que no deberías asustaros de algún que otro infantilismo de vez en cuando [aunque los tengo controlados]. Espero que esto dure, y esctibir bastante. Y por supuesto que sea leído.


Canción del momento: The way I loved you - Taylor Swift

But i miss screaming and fighting and kissing in the rain
and it's 2am and I'm cursing your name
you're so in love that you act insane
and that's the way I loved you


xoxo, MJ

• Empezando algo

El tiempo pasa incluso aunque parezca imposible, incluso a pesar de que cada movimiento de la manecilla del reloj duela como el latido de la sangre al palpitar detrás de un cardenal. El tiempo transcurre de forma desigual, con saltos extraños y treguas insoportables, pero pasar, pasa. Incluso para mí.

~Bella.○