martes, 23 de marzo de 2010

• Jugando al escondite

"Por qué poco" pensé aún recordando el poste que acababa de esquivar. Pude escuchar la risa burlona de Alexander, lo que me hizo fruncir el ceño. -Quizá deberías concentrarte más...- sugirió. Tuve ganas de sacarle la lengua como una niña de 6 años. Pero no iba a alterarme. No, claro que no.

-Aún así, te sigo llevando metros de ventaja, rubito.- recordé con un tono desafiante a la par que divertido. No le dí tiempo para protestar, distrayéndolo con una pregunta.-¿cuánto queda para salir de la ciudad?- esta vez empleé un tono más suave, dando por terminada la pequeña batalla, que seguro él recordaría más tarde.